Palabras mayores con Sting en concierto...
De antología... Apoteósica vino a ser la visita de Sting al Palacio de los
Deportes madrileño, ayer noche, teniendo en cuenta que demostró cuanto un músico
de pop puede demostrar en plena madurez de sus éxitos: garganta a punto para
interpretarlos, vueltas de tuerca a sus ritmos y melodías, sonido impecable y,
sobre todo, una excepcional puesta de largo con orquesta sinfónica detrás.
La friolera de cuarenta y cinco músicos de partitura culta secundaron anoche el
repertorio de Sting, bajo los focos, bajo la dirección orquestal de Steven
Mercurio. Y eso sin contar la banda de acompañamiento que también se trajo el
compositor británico para la ocasión, en la que no faltaron Dominic Millar, su
mano derecha a la guitarra, más el bajista Ira Coleman y la cantante Jo Lawry.
No es la primera vez que la londinense Royal Philarmonic Orchestra se pone al
servicio de consagrados ídolos pop. Sin embargo, en pocas ocasiones sus
movimientos han revalorizado repertorios como el de Sting. Un cancionero que
incluyó los hit-parades cosechados en su día con el grupo The Police, pero en
absoluto para bascular sobre ellos.
También excepcional fue la visita de Sting a España, años atrás, cuando su
recorrido pasó por el mismísimo Circo de Gredos. A pasar de todo, en aquel
momento, todavía al artista de Newcastle se le demandaban temas como los
titulados 'Roxanne', 'Message in a Bottle' y 'Next To You', por encima de
cualquiera de los éxitos derivados de su carrera en solitario.
'Symphonicities' lleva por eslogan la gira actual de Sting y con ella ha roto
fronteras entre lo que se considera música popular y culta. Hablamos de un
compositor desde siempre inclinado hacia las escalas jazzísticas, lo que a la
postre ha otorgado relieve de cuerda a títulos como 'Englishman in New York' y
'Tomorrow We'll See', por citar dos de la trayectoria personal que Sting fraguó
posterior a Police, distanciados en el tiempo más de una década.
Acaso 'Whenever I Say Your Name' fuera, en clave R&B, la interpretación más
redonda que Sting nos dejó anoche en el aire, gracias a la inestimable
colaboración de Jo Lawry en el dueto. Pero también cabría citar la emoción
destilada en 'Fragile', dedos al mástil de la guitarra, el empaque que gana
'Russians' con violines detrás y hasta la manera en que Sting integró su
armónica en la maquinaria perfecta de la Royal Philarmonic de Londres.
El concierto de Sting en Madrid superó las tres horas, con veinte minutos de
descanso a mitad de actuación. Así las cosas, encontró a Sting pletórico de voz
y lo suficientemente cortés como para dirigirse en castellano a su audiencia.
Justificaron su peso acústico los ciento treinta euros que valía escucharle con
silla en la pista del Palacio, porque derroche de facultades, gusto en los
arreglos de partitura académica y rigor en la ejecución musical, como los que
Sting presentó, no suelen darse en una misma velada. Sobresaliente... Toda una
lección de sutileza y poderío musical la actuación del profesor británico, que
un buen día cambió la tiza por la guitarra, las aulas por los grandes auditorios...
© El Mundo by Maurilio de Miguel